1- Y dijo Jehová Dios: «He aquí el hombre es como uno de Nos, sabiendo el bien y el mal: ahora, pues, porque no alargue su mano, y tome también del Árbol de la Vida, y coma, y viva para siempre”:
«Y sacóle del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.
«Echó, pues, fuera al hombre, y puso al Oriente del huerto del Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía a todos los lados, para guardar el camino del Árbol de la Vida». (Vers. 22, 23, 24, Cap. 3. Genesis).
2- Hijito mío, ya comiste del árbol de la ciencia del bien y del mal, y conociste su fruto, «dulce en la boca y amargo en el vientre».
3- Ya supiste hermano mío, lo que es la alegría de tener un hijo, el dolor de perderlo, gozaste todos los placeres de la raza, te revolcaste como el cerdo en el barro de la tierra, y bebiste en todas las copas tentadoras.
4- Ahora hijo mío, romped la copa de la fornicación, para que vuelvas al Edén conociendo el bien y el mal, como uno de Nos.
5- Hace dieciocho millones de años que vienes comiendo del fruto prohibido, ya conociste el sabor de ese fruto hermano mío, y adquiriste el conocimiento del bien y del mal a costa de tanta amargura.
6- Resuélvete a no comer de ese árbol prohibido, para que entres al Edén, de donde salisteis…
7- Allí comerás de ese otro árbol del Edén, llamado «Árbol de la Vida», y vivirás para siempre y ríos de agua pura manarán de tu vientre…
8- Ya sufriste demasiado, hijo mío, eres un habitante en el valle de la amargura, con el sudor de tu rostro comiste el pan de la tierra, y espinas y cardos traspasaron tus carnes.
9- No comas de ese fruto doloroso, hijo mío… Entra ahora al Edén por la puerta por donde saliste… Ya conoces el bien y el mal, rompe la copa rebelde, y entra hijo mío, entra… Eres uno de Nos conociendo el bien y el mal…
10- No intentes, hermano mío, romper o saltarte los muros del Edén, porque al paraíso sólo puedes entrar por la puerta por donde saliste.
11- El hombre salió del Paraíso por la puerta del sexo, y sólo por esa puerta puede entrar al Paraíso.
12- El Edén es el mismo sexo, y al Edén sólo podemos entrar por donde salimos.
13- Inútilmente tratarán los hombres vanos, asaltar los muros del Edén…
14- Al Paraíso sólo se puede entrar por la puerta por donde salimos… esa puerta es el SEXO.
15- Inútilmente tratarán de romper los muros los espiritualistas teorizantes, fornicarios y demás profetas de los Baales, que comen en la mesa de Jezabel.
16- Ya conociste hijo mío, al griego y al romano, tomaste parte en todos los éxodos bíblicos y los austeros sacerdotes de todas las religiones de la tierra apenas te brindaron el consuelo de un día…
17- Llevaste cilicios, ayunos y penitencias, y pórticos de todos los templos de todas las religiones de la tierra apenas pudieron consolar tu adolorido corazón, pero el aguijón del tiempo te despertó a las duras asperezas de la existencia, y no pudiste encontrar en tu camino ningún viandante que te pudiera consolar. Católico o Protestante, Budhista o Musulmán, son hojas ya marchitas en tu adolorido corazón…
18- Fuiste varón, fuiste mujer y tuviste adoradores al pie de tu ventana… Y gozaste de orgías y banquetes… de festines y algarazas…
19- Fuiste mendiga y humilde y pordiosera… anciana, desvalida… y los tenderos te arrojaron de sus tiendas, con los pies…
20- Fuiste gran matrona entre perfumes, oro y sedas, y cada vez que la muerte te visitó, viste la vanidad de las cosas pasajeras.
21- Recuerda tu primer amor… Recuerda de dónde saliste… y éntrate por la puerta del Edén, hermano mío.
22- La puerta del Edén es el SEXO… y por esa puerta saliste cuando el Señor Jehová te echó por haber desobedecido su mandamiento.
23- Obedece ahora hijo mío, y entra.
24- «Oh, Líbano, abre tus puertas y quemen fuego tus cedros». (Vers. 1. Cap. 11. Zacarías).
25- «Así dice Jehová de los ejércitos. Si anduvieras por mis caminos y guardares mi ordenanza, también tu gobernarás mi casa, también tú guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré plaza». (Vers. 7, Cap. 2. Zacarías).